A veces, en medio de una entrevista o una charla, pasan cosas que uno no se espera, momentos reales, sinceros, que tocan el corazón. Así fue lo que vivimos en el último episodio de Inexpertas, cuando la presentadora cubana Rashel Díaz se emocionó hasta las lágrimas al ver un video del cantante Rey Ruiz, donde decía que el único sueño que le falta por cumplir es ser presidente de su país para verlo libre.
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Rashel no pudo evitar conmoverse. Mientras Rey hablaba con el corazón en la mano, ella asentía y sus ojos se llenaban de lágrimas. No era solo por lo que él decía, sino porque ella también lo sentía como suyo. Fue entonces cuando dijo algo que hizo que todos los que estábamos escuchando guardáramos silencio:
“Yo también tengo un sueño… y es devolverle a Cuba su hogar. Lo que nos arrebataron. La libertad de hablar de Dios tranquilamente, sin miedo.”
Esa frase quedó en el aire, fuerte, clara y directa. Rashel no hablaba como famosa, hablaba como una mujer que extraña su tierra, que sueña con volver a ver a su país libre, donde la gente pueda expresarse, orar y vivir sin miedo.
Durante el programa, Rashel compartió lo difícil que ha sido vivir fuera de Cuba, ver cómo su país ha cambiado, y cómo muchas personas han tenido que callar sus creencias por miedo. Contó que la fe en Dios ha sido su fuerza, su guía y su refugio en los momentos más duros.
Dijo también algo que quedó dando vueltas en mi cabeza:
“La libertad no es solo poder salir del país… es poder decir lo que uno cree sin temor.”
Sara, la más joven del grupo de Inexpertas (¡sí, esa soy yo!), le agradecí por abrir su corazón. Yo crecí viéndola en la tele, pero hoy la vi distinta: más humana, más fuerte.
Después del programa, las redes se llenaron de mensajes. El video de Rashel llorando mientras escucha a Rey Ruiz se volvió viral. Muchos cubanos en otros países escribieron cosas como “Lloré contigo”, “Cuba vive en nosotros” y “Gracias por decir lo que sentimos”.
No fue solo una entrevista. Fue un grito de amor por una tierra que duele. Un recordatorio de que la libertad, aunque a veces parezca lejana, sigue siendo un sueño por el que vale la pena luchar.
El programa terminó con un momento muy bonito. Las Inexpertas tomamos las manos de Rashel, cerramos los ojos y nos unimos en silencio. Fue una manera de decir: estamos contigo, con tu historia, y con ese sueño de ver a Cuba libre.
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Porque aunque hoy la libertad no esté del todo presente, hay personas como Rashel que siguen hablando, soñando, y creyendo. Y mientras eso pase, hay esperanza.
Este episodio no solo fue emocionante, también nos dejó pensando. Nos recordó que todos tenemos una voz y un sueño por el que vale la pena luchar. Gracias, Rashel, por recordarnos que nunca es tarde para soñar con libertad.
Por: Sara Flórez
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