Algunos creyentes suelen dedicar un tiempo especial para hablar con Dios en su rutina diaria. Hay quienes lo hacen al inicio, cuando despiertan, y hay quienes lo hacen en otro momento. Sin embargo, muchos creen que al hacerlo en la madrugada pueden tener menos distracciones y ‘conectarse’ de forma especial con Dios. Si perteneces a este último grupo, a continuación, te traemos tres oraciones que puedes incluir en tu clamor.
El portal web Biblia On revela tres oraciones que puedes incluir en tu devocional diario para clamar a Dios, ya sea por algo en específico o simplemente para empezar el día adorando al Todopoderoso.
Recuerda tener un corazón dispuesto y humillado para tener un momento especial con Dios. Asimismo, no olvides tener fe y convicción de que estás siendo escuchado.
“Padre celestial, vengo a ti buscando ayuda y protección. Reconozco que dependo de ti y soy débil frente a los desafíos. Te pido que me guíes y fortalezcas, guardándome de todo mal. Confío en tu amor y misericordia, pues sé que siempre estás a mi lado, pase lo que pase
Señor, tú conoces las batallas que enfrento en mi vida, las luchas internas y externas que me aquejan. Te pido que me des fuerza con tu poder divino, para poder superar todas las dificultades y superar los obstáculos que se me presenten.
Protégeme de los peligros que veo y de los que no veo, de las trampas del enemigo y de los problemas de la vida. Sostenme con tu mano poderosa, envuélveme en tu amor y mantenme a salvo en tus brazos. Que tu Espíritu Santo me guíe en cada paso que doy, iluminando mi camino y revelando tu voluntad. Que tu Palabra sea mi guía, mi consuelo y fuente de inspiración.
Te doy gracias, Señor, por escuchar mi oración y por estar siempre a mi lado. Confío en tu cuidado constante y tu provisión. Capacítame para vivir según tu voluntad, para ser un instrumento de tu amor y glorificar tu nombre en todos los ámbitos de mi vida. En el nombre de Jesús, mi Salvador y Señor. Amén”.
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“Señor Dios, me presento ante ti en esta madrugada en busca de paz y protección. Tú eres mi refugio y mi fortaleza, Dios mío, en quien confío. Tú eres el que me guarda en todo momento, incluso en las horas más oscuras.
Cuando el silencio se apodera de mí y el miedo intenta infiltrarse, recuerdo que tú estás conmigo, cubriéndome con tus alas y rodeándome con tu amor. Nada puede dañarme, porque confío en tu promesa de estar siempre a mi lado, diciendo: “Caerán a tu lado mil, y diez mil a tu diestra; mas a ti no llegará”.
Señor, fortalece mi corazón para que no tema a la soledad ni a la incertidumbre. Aunque no lo vea, yo sé que me guardas, liberándome del mal y trayendo luz a mi interior. En este momento de quietud, pongo mi vida en tus manos. Que mi sueño sea ligero y mi alma esté en paz, porque en tu amor estoy cobijado
Gracias, Señor, por ser mi refugio y mi fortaleza. Ayúdame a que, al despertar, pueda sentir tu presencia conmigo, guiando cada paso y renovando mi fe. Amén”.
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“Querido Dios, estoy aquí para hablarte en oración. Sé que me escuchas y respondes a mis oraciones, por eso te pido que me escuches ahora.
Reconozco que eres digno de toda alabanza y adoración. Tú eres el Creador de todo, el Dios todopoderoso y nuestro Señor supremo. Incluso cuando soy débil, reconozco tu amor, misericordia y fidelidad. Alabo tu sabiduría, tu gracia y el sacrificio de Jesucristo, mi Salvador.
Dios bondadoso, te pido que, en tu infinita bondad, extiendas sobre mí tu mano de amor y misericordia. Escucha mis palabras, conoce los deseos más profundos de mi corazón y satisface mis necesidades. Señor, capacítme a través del Espíritu Santo, para vivir según tu voluntad y proclamar tu nombre con valentía.
Ahora, Señor, traigo ante ti mis anhelos, inquietudes y dificultades. Te pido que me fortalezcas, que renueves mi fe y esperanza. Concédeme discernimiento y sabiduría para enfrentar los desafíos de la vida. Que tu paz, que va más allá de nuestro entendimiento, guarde mi corazón y mi mente en Cristo Jesús
Termino esta oración agradeciéndote, porque sé que tú escuchas las oraciones de tu pueblo. Te agradezco por tu constante fidelidad, por escuchar mis peticiones y por responder según tu perfecta voluntad. Confío en ti, Señor, pues yo sé que tú eres mi refugio seguro y mi apoyo constante.
¡Que toda alabanza y adoración sea dada a ti, Dios mío, hoy y siempre! En el nombre de Jesús, amén”.
Puedes acompañar el momento de oración con las siguientes alabanzas:
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